MÉXICO DE DÍA Y DE NOCHE

[Hecatombes de pájaros.- Niños y salvajes.- Cenizas y jardines]





Hecatombes de pájaros

La embajada Americana informa a nuestro Gobierno que está por visitarnos Mr. Wallace Butler, comisionado del Departamento de Agricultura, con el fin de estudiar ciertas plagas que causan estragos en nuestros plantíos.
    Amplio campo de estudio hallará Mr. Butler, y cuando investigue la causa de la enorme y progresiva muchedumbre de insectos que devoran nuestras frutas y cereales habrá de encontrarla en el insensato exterminio de los pájaros llevado a cabo por el hombre que, más ignorante que cruel, matando pájaros que en su gran mayoría se alimentan de insectos, ha causado que éstos se multipliquen con el gran poder reproductor que les es peculiar y así caigan sobre huertas y plantíos. Exterminando a los pájaros y otras aves, la ignorancia humana rompe uno de los equilibrios establecidos por la naturaleza y hace prevalecer al insecto destructor sobre el pájaro que en beneficio del hombre disminuye sus estragos y que acabaría con ellos si en vez de exterminarlos se les dejara reproducirse en paz... Mr. Butler se preguntará, asombrado, qué objeto tiene esa sistemática destrucción de los pájaros que, además de recrearnos con sus cantos y colores, son la mejor defensa de huertas y sementeras?

Niños y salvajes

Semejante destrucción no tiene atenuantes ni disculpa y no puede explicarse más que por una crasa ignorancia unida a lamentable perversidad, condiciones ambas características tanto en los niños como en los primitivos �en la ontogenia y la filogenia� ya que el individuo y la especie evolucionan de un modo semejante. El niño es tan cruel como el salvaje y esa circunstancia debe considerarse por educadores y maestros.
    En el caso que examinamos, el exterminio de los pájaros se debe principalmente a los rapaces maniobrando esa arma infame y traidora que se llama "resortera" o "flecha de hules" y que no tiene más objeto que ayudar a la crueldad matando pájaros o hiriendo animales inocentes confiados en el hombre, como gatos, perros, etc., y a la perversidad, rompiendo vidrieras y lastimando a mansalva a los tripulantes de los automóviles "encarrerados".
    De este último atentado están siendo víctimas los turistas que pasan por campos y suburbios.
    La crueldad y la perversión de las abominables "resorteras" ¿estará por donaire complicándose con una solapada xenofobia de que también seremos víctimas?...
    Afortunadamente, no todas las autoridades son indiferentes a los actos de salvajismo y así, dando un ejemplo que esperamos sea fecundo, el jefe de la policía de Cuernavaca, coronel Muñoz Juárez, ha prohibido el uso de las resorteras, decomisándolas y penando a quienes se obstinan en usarlas.

Cenizas y jardines

Quien nos dio esta plausible nueva agregó:
    �Como hacía más de dos lustros que no visitaba Cuernavaca, eché de menos algunas cosas. Antaño los bosques y arboledas próximas a la ciudad, eran como rústicos jardines. El ambiente estaba saturado de perfumes florales entre los que sobresalía el aroma exquisito del jazmín Gran Duque. De los árboles surgía el incesante arpegio de gorriones, dominicos, verdines, mezclados al "chio-chio" del rojo cardenal, y podía uno escuchar embelesado los cantos de zenzontles y clarines. Hoy no hay ni perfumes de flores, ni músicas de pájaros...! En cambio, de  las frutas regionales que intenté probar, mangos, naranjas, mameyes, chirimoyas, guayabas, todas estaban agusanadas o corroídas por extrañas plagas... Y en aquel jardín que fue Cuernavaca, las flores son hoy artículos de lujo y alcanzan precios sólo accesibles al oro de los turistas... Campos enteros de gladiolas son devorados por extrañas plagas. Muchas flores caen de las plantas en botón, antes de abrir. Los mayates devoran el corazón de las rosas; la hormiga "cuatalata" destroza en una noche naranjos y limoneros, y el chapulín �más de diez variedades� causa iguales estragos...
    Mr. Butler, nuestro visitante, verá ese cuadro repetirse en huertas y sembradíos, echará de menos a sus amigos los pájaros, destruidos por las resorteras infames, y estableciendo inevitable relación de causa a efecto vislumbrará como en un cuento fantástico de Wells, enormes cornucopias, gigantescos "Cuernos de la Abundancia" derramando en vez de frutas y de flores, insectos devastadores, cenizas y miseria...

José Juan Tablada

 

Excélsior, 28 de octubre de 1939, en el CD-ROM México de día y de noche.