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FICHA CATALOGRÁFICA
Carpeta IV. Carpeta de forma italiana con pastas verdes, 46 folios, con obra plástica de JJT. Portada con dibujos..
9 3/4 x 6 1/4"
Descripción por folio.1) La palma sola.
Lápiz de color sobre papel
4 7/8 x 2 1/2"
[En ext. izq. ms. a lápiz: "La Palma Sola - montañas de 'La Esperanza' Colombia mayo 1919".]
Restos de hojas deshidratadas.
[En ext. der. ms. a lápiz : "Hojas del jardín de 'La Esperanza'".]
NOTA
José Juan Tablada residió en Colombia de enero a junio de 1919. Durante este periodo se hospedó la mayor parte del tiempo en la estación veraniega La Esperanza, realizando cortos viajes a la capital, Bogotá. La imagen de "La Palma Sola" corresponde a su estancia en ese hotel y, además de ser un simple apunte pictórico del entorno, parece tener un reflejo significativo en los dos "libros hermanos", Un día... (Poemas sintéticos) y El jarro de flores (Disociaciones líricas), que se gestaron en este lugar.
En el poema "Palma real", que aparece en la sección "Árboles" de El jarro de flores (1922), la imagen de la palma fusiona el simbolismo religioso que posee con el plano de la naturaleza; su figura se aproxima a la de un templo:
Palma real* Erigió una columna
la palma arquitectónica y sus hojas
proyectan ya la cúpula.*Oreodoxa regia [Nota de JJT]
Con su mirada de naturalista decimonónico, Tablada anota el nombre científico de la planta y permite su identificación posterior en una crónica que dedica a Cuba: "La belleza de La Habana acrisolaba la de toda la isla como la palma real con su elación, su sombra y el fruor de sus frondas eólicas sintetiza su naturaleza toda; la 'oreodoxa regia', vivo monumento del trópico!" (El Universal, 5 de marzo de 1933).
En Un día... encontramos otro poema que tiene como tema la palma, en el que el estado de armonía con la naturaleza se vuelve a reflejar:
La palma En la siesta cálida
ya ni sus abanicos
mueve la palma...En ambos poemas también es posible percibir la idea de pervivencia en la que se funden el espíritu religioso y la naturaleza. Nina Cabrera describe el intenso contacto con la naturaleza que experimentaron durante su estancia en La Esperanza, paseando diariamente por veredas agrestes y haciendo viajes a pueblecillos cercanos. Menciona también que el paisaje colombiano hacía que el poeta evocara un viaje que hizo a Mazatlán con su madre cuando tenía apenas tres o cuatro años.
RMS/AEHM