MÉXICO DE DÍA Y DE NOCHE
[Pepe Castellot.– Un gran conversador.– Allá en el plano astral]
Pepe Castellot
Así le llamaron tres generaciones, sus contemporáneos y las dos siguientes, porque tuvo el don de rejuvenecerse, prescindiendo de fórmulas una vez que reconocía a sus semejantes en inteligencia, en ingenio, en sabiduría o en bondad, porque todas esas virtudes las poseyó y en grande, a la medida de su asombrosa vitalidad.
El prócer que acaba de rendir su jornada a los ochenta y cinco años de edad vivió muchas vidas ejercitando siempre el difícil arte de vivir... Fue hombre de negocios y de sociedad, político y diplomático, pensador y literato y en todas esas actividades descolló por su extraordinaria inteligencia, su admirable savoir faire y su magnética personalidad, allanando obstáculos y conquistando voluntades por otro de sus dones, una extraordinaria mundología, un conocimiento de los hombres, que no por profundo dejó nunca de ser optimista.
Y es que entre todas sus cualidades Pepe Castellot tuvo una siempre extraordinaria y hoy desaparecida. Fue un gran señor. Todo lo veía en grande, desconociendo en absoluto pequeñeces y miserias, en lo moral tanto como en lo material.
Y, en consecuencia, todo lo engrandecía y lo dignificaba, descubriendo en los hombres y en las cosas la virtud oculta, como el minero que en el más gris terrón adivina el rútilo del oro...Un gran conversador
Hasta en su aspecto físico fue Pepe Castellot extraordinario. Magnificaba su estatura la noble cabeza de amplia frente y profusa barba; testa jupiteriana por majestuosa, por fuerte, semejante a las de los Kerub asirios, minotauros melenudos de barba tubular, y por viril y hermosa a las de los lanceros del rey Darío en el palacio de Persépolis. Esta semejanza pérsica se acentuó en los memorables días neoyorquinos en que Pepe suavizó las ásperas horas del exilio vertiendo al español el famoso Rubaiyat, de Omar Khayyam –el poeta astrónomo de Persia–, que nos cupo en suerte prologar.
Mas debemos decir que la importante prestancia física de nuestro amigo, un tanto intimidante para quien lo veía por vez primera, es transformada en abundancia cordial en cuanto abría los labios y soltaba su locuacidad cautivadora, que ocupaba un término medio entre la reposada elocuencia de Justo Sierra, por ejemplo, y la charla asaz rasgada del poeta Jesús Valenzuela.
Como ellos, era Pepe un conversador hors ligne, al grado que de haber sido taquígrafo, con la simple transcripción de sus charlas habría hecho cualquiera el más ameno y pintoresco libro.
En aquellas evocaciones magistrales de una existencia plenamente vivida, un pintor colorista derrochaba luz y matices, un sutil psicólogo hacía vivir a los personajes, un experto mundólogo comentaba sus actos y como si eso no bastara, el ingenio prodigaba donaires y epigramas y el retruécano, como duende travieso, asomaba su rostro irrisorio y ambiguo...Allá en el plano astral
En nuestra Comedia humana como en la de Balzac fue Pepe Castellot un personaje típico de abundante vida y raros caracteres fuertemente realzados. Pepe Castellot, "el gran señor de siempre", fue espléndido cuando la vida le fue propicia, pero nunca dejó de ser generoso, y hasta en los amargos días del hostil destierro, supo hacer que el dólar único se partiera en dos para bien del amigo en penuria. Fue humanamente solidario, practicó ejemplarmente el servicio de hombre a hombre, eficaz y silencioso, y si por cada uno de esos actos hubiese brotado una rosa, hubiera seguido a su féretro un convoy interminable de beneficios hechos flores.
Cuanto Pepe Castellot tuvo de artista de la vida, de gran señor, de poeta y de magnate, quedó monumentalizado en su bella versión del Rubaiyat, de Omar Khayyam, profana para muchos, no para el que supo encontrar allí mieles místicas y harinas de eucaristía.
Quizás el simbólico Rubaiyat fue antesala o locutorio del convento adonde el gran señor se retiró después, a la vieja usanza, para acabar su vida. La Teosofía, la Trapa donde serenamente cava cada quien su sepulcro...
¿Sepulcro?... Las orugas humanas salen de la crisálida para batir alas de mariposa en los múltiples arco iris del plano astral!
José Juan Tablada
Excélsior, 13 de abril de 1938, en el CD-ROM México de día y de noche.