LAS HORAS NEOYORQUINAS
[Nuestros padres los asiáticos.- Nuestros padres los
gorilas.- Al encuentro de los gorilas.-
Tenía mucha razón el pobre gorila]
Nuestros padres los asiáticos
Que los asiáticos hayan sido, si no los primeros padres de los habitantes del continente, cuando menos sus civilizadores, en cierta época remota, ha sido siempre para mí, presunción inminente, casi certidumbre... ¿Queréis algunas pruebas tomadas al azar?
Veamos algo de carácter filológico. Entre los aztecas, el Hércules se llamaba Chicahua y entre los japoneses, todo hombre fuerte se llama Chicara. La misma palabra designa entre los antiguos mexicanos, el seno de la madre y entre los japoneses, la leche. La misma palabra huarachi, designa entre ambos pueblos, el mismo objeto, la sandalia... La voz reverencial, "señor", entre nipones y mexicanos primitivos, es una posposición: en azteca es zin y en lengua japonesa san. Mitológicamente, ambos pueblos tienen mitos cuya semejanza sorprende. La culebra emplumada de los antiguos mexicanos, tiene en muchos manuscritos pictóricos de los indios, semejanza que es casi identidad, con el dragón de los chinos y japoneses. Quetzalcóatl, ese misterioso personaje de la antigüedad mexicana, tiene todos los caracteres de un hombre de Asia; desapareció navegando sobre el mar en una simple estera, episodio que se ve representado con mucha frecuencia en pinturas de China y el Japón, y que tiene por protagonista a un personaje sagrado, como el mexicano Quetzalcóatl. Las banderas y trompas guerreras, hechas de grandes caracoles marinos, eran exactamente iguales entre chinos, japoneses y mexicanos. Las madres mexicanas cargaban a sus hijos sobre las espaldas, lo mismo que las madres de China y del Japón. Muchas esculturas mayas representando a divinidades de ese pueblo, son idénticas a los Budhas asiáticos, tienen la misma postura sedente, y tienen las manos en los mismos gestos rituales. El jade, esa bella piedra, hoy tan de moda, fue sagrada entre los aztecas y lo sigue siendo entre los pueblos de Asia que he mencionado, lo cual me hizo escribir alguna vez:Ésas, que fueron simples presunciones, frecuentemente calificadas como "sueños y vaticinios", por los señores sabios, parecen haberse confirmado en estos momentos por el hallazgo, en las pirámides de Teotihuacan, de un amuleto chino, esculpido en ese mismo jade de mi predilección, hallazgo que es comentado aquí con creciente interés, por sabios y simples curiosos, y que ha causado que caiga sobre mí un verdadero alud de preguntas; por tarjetas postales, cartas y aun por el insoportable teléfono.Por eso adoro el jade, la piedra esmaragdina,
El verdegay chalchíhuitl, por su doble misterio
Porque ornó a los monarcas de Anáhuac y de China
Y sólo existe en México y en el Celeste Imperio!Nuestros padres los gorilas
Para quienes tienen, y son una gran mayoría, ideas tan despectivas como erróneas, sobre la raza amarilla y se sienten humillados al tener que admitir su lejana ascendencia, no son nada consoladores otros recientes descubrimientos; los hechos por el doctor John P. Harrington, sabio arqueólogo, del Instituto Smithsoniano. Tuvieron por teatro esos desoladores descubrimientos, cierto lugar de Santa Bárbara, en California, y el asunto está sobre el tapete y es discutido por estas mujeres horrorizadas, que justiprecian altamente su belleza y refinamiento.
El profesor Harrington descubrió osamentas y cráneos de hombres y mujeres prehistóricos y con esos restos por base, ha hecho declaraciones que, siendo rigurosamente científicas, tienen a la vez su migaja de ingenuidad y su tributo a la superioridad femenina, que como sabéis, es aquí indispensable, dada la omnipotencia de la "matriarca", que por sarcasmo pertenece al sexo débil.
Tras de hacer su impecable reconstrucción teórica del abuelo prehistórico, dice el profesor: "Era rechoncho, aunque pesaba 200 libras, muy oscuro de color, tostado por el sol, con la frente deprimida, los ojos juntos, la nariz chata y la boca enorme. Era sucio en sus costumbres, obstinado y fácil de irritar, de naturaleza feroz y brutal. No cubría su cuerpo en manera alguna..."
Ya habrán los lectores, percibido la ingenuidad de Mr. Harrington, que se extrema en las siguientes líneas: "Trataba a su mujer de tal manera, que la pobre vivía con el constante temor de él. No había nada semejante al divorcio en aquellos tiempos y si se cansaba de ella, la rompía en dos pedazos simplemente, o la mataba, pues no tenía que temer a nadie". Sepa el lector que eso pasaba, hace 8,000 años; el escrúpulo legal del profesor, sobre la ausencia del divorcio, es pues, muy divertido; podía haber agregado que la hembra primitiva no se desvelaba demasiado, pues no había cabarets entonces, en las espeluncas de Santa Bárbara!
En seguida el doctor Harrington, encuentra la manera de rendir homenaje a la superioridad femenina, patente, según él, desde las tenebrosas edades prehistóricas:
"El cráneo femenino que desenterramos, es mucho más delgado que el del macho. Los huesos de la mujer son más graciosos e indican que era de una mentalidad superior a la de su compañero, pero ella lo temía por su fuerza mayor, feroz naturaleza y falta de raciocinio."
Necesítanse ganas de "darle coba" a la mujer prehistórica, para declararla superior intelectualmente, por virtud de la gracia de sus huesos... Ahora me explico todo lo que quería decir cierto conocido mío, que al reñir con su mujer, le llamaba invariablemente "Huesos Gordos"! Debe haber sido discípulo del doctor Harrington y alumno de esa Universidad de Santa Bárbara, feminista, aun en medio de la barbarie prehistórica... Pero continúa el profesor Harrington, disertando amablemente sobre esa nuestra madre Eva, peluda y prógnata, aunque de gran mentalidad:
"El modelado de la quijada de la mujer, es delicado. Estaba ella construida con más gracia y sus miembros eran más esbeltos que los del hombre. Ella también iba desnuda, sólo con algunos collares y cubierta de pieles."
Cuando leyeron esto, las flappers, las "vampiros" y aun las muy encopetadas consortes de los multimillonarios y magnates, se miraron sorprendidas unas a otras; una dijo, repitiendo las palabras del sabio, como si quisiera estar más segura:
–Conque "iban desnudas, sólo con algunos collares y cubiertas de pieles?"...
A lo que otra, con súbita resolución, contestó:
–Pues, chica; así es como vamos nosotras...!
Y otra terció, alegando la única diferencia, que probablemente, constituía para ella una gran superioridad:
–Sí, hijas mías; pero ni los collares eran de Tiffany, ni las pieles de Russek...!Al encuentro de los gorilas
La señora de Hastings Bradley, no se conformó con esas informaciones arqueológicas, y para tener una idea exacta del hombre primitivo, se fue a África a entrevistar a los gorilas, la única semejanza viviente de aquellos nuestros padres, o por lo menos, nuestros primos hermanos que fue en rigor, lo que Darwin afirmó. Armóse de rifles y de cámaras fotográficas y se internó en el continente negro. Mató gorilas y escribió un libro que rectifica muchos de los erróneos conceptos que se tienen sobre la supuesta ferocidad de los gorilas... Leyendo ese libro, muy interesante, se adquiere la certidumbre de que el hombre ha exagerado la mala índole de muchos animales, sólo para tener una disculpa cuando los mata. El gorila, como todos los animales, tigres y leones inclusive, huye del hombre, no lo ataca, sino para defenderse! Aún hay más, que es muy elocuente y que resulta terrible para la especie humana: no hay ningún animal feroz que destruya a sus semejantes. Lobos y tigres y hienas son, entre sí mismos, más sociables que los hombres. Además, matan sólo cuando tienen hambre, cuando el instinto de conservación, ciego como todos los instintos, los lleva a tales extremos... Pero, véanse aquí las lágrimas de cocodrilo, es decir, la prosa enternecida y sentimental con que esa señora marimacho, describe al pobre gorila, después de haberlo asesinado, junto a su cadáver aún caliente:
"Su rostro era feroz, sólo cuando abría la boca. Su expresión normal era la de una curiosidad infantil, mezclada a cierta patriarcal dignidad. Sin ser sentimental, cualquiera hubiera leído en su semblante, una expresión de humilde y trágica sumisión, como si el pobre ser hubiera tenido un presentimiento de que algo estaba sucediendo en el mundo, contra lo cual, su enorme fuerza de nada servía, como si supiera que la tranquila seguridad de su selvático retiro, se había perdido, para siempre."Tenía mucha razón el pobre gorila
Algo, en efecto, estaba sucediendo en el mundo, pobre abuelo! La mujer, la mujer misma, había cogido un rifle y había entrado hasta el corazón de tu selvática morada, para asesinarte, sin más razón que el excitement, que a toda costa buscan esta clase de mujeres y la satisfacción de ver después su retrato, en un diario de gran circulación, junto a tu pobre despojo, en cuyo rostro bárbaro y trágicamente expresivo, hay en efecto, una especie de risa sardónica, que "sin ser sentimental" podría tomarse como una desesperada protesta contra los hombres, más feroces que tú y contra las peregrinas hembras de esos hombres, que no sólo siguen "desnudas y ataviadas con collares bajo las pieles", como las hembras cavernarias, sino que sólo por juego, por deporte, te matan a ti, oh Fauno, oh venerable sátiro de la griega mitología!
José Juan Tablada
Nueva York, noviembre de 1923Excélsior, 27 de noviembre de 1923, en el CD-ROM La Babilonia de Hierro.