JOSÉ JUAN TABLADA
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   No es pues creíble que en otra época de su vida, que no fuera la de sus comienzos, tuviera Hiroshigué el devaneo de tratar asuntos en absoluto ajenos a su genio, como son los que vamos a señalar.
    Conservo en mi colección cinco estampas pertenecientes a dos series, que no encuentro mencionadas en ninguno de los catálogos iconográficos de Hiroshigué. El asunto de todas esas estampas es la figura humana, y las dos de la serie titulada: Kokura ñisé hiakunin e oshiu. (Notables pinturas de los Fantasmas Crepusculares de la Poesía) son representaciones mujeriles.
    Una de ellas, figura a una mujer suntuosamente vestida de brocado y tocada con un manto de blanco damasco que su diestra levanta. La dama se yergue junto al barandal de un puente con cierto aspecto misterioso y furtivo, mientras atento a ella y desde la lejanía, se acerca en brioso palafrén un caballero, cuya negra túnica luce las armas de Watanabé.  En efecto, junto a la mujer un pequeño letrero dice: "Fantasma de lwa sangui" y otro junto al caballero: "Watanabé el esforzado". Y glosando la poesía que inspiró la estampa, una leyenda explica cómo Watanabé, tras de larga jornada, vio a la media noche aparecer a una hermosa mujer, junto a un puente cubierto de nieve, y cómo pasó de largo ante la aparición fascinadora, persuadido de que era una "mujer kitsuné"...31




31. "La forma favorita asumida por la zorra duende, para el fin de engañar a la humanidad, es la de una hermosa mujer;... Y una peligrosa mujer de esta clase, cuyo arte es subyugar a los hombres y despojarlos de cuanto poseen, es popularmente designada con una palabra de mortal insulto.— Kitsuné". Hearn.—Glimpses of Unfamiliar Japan.—Vol. 1.

 
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