HIROSHIGUÉ 
70

que sin él se perderían confundiéndose en el gran panorama nacional...

    Ruskin, el venerable evangelista de la "Religión de la Belleza", declararía los Meisho japoneses, catecismos de su credo y ex-votos de su catedral, de tal manera esos libros de arte demótico exaltan todo lo que es bello y hacen amable a la patria cuyos encantos pregonan, descubriendo hasta en la flor campesina que se abre en escondido paraje rústico, hasta en la fosforescencia de las luciérnagas escintilando en las noches estivales de tal remota aldea, un motivo para amar al país natal y para sentir la felicidad de vivir enmedio de tantas cosas admirables!

 
 
 
 



 
 
 
 
 
 
 

 
Portada de Hiroshigué
Atrás Índice de los capítulos Adelante