que sin él se
perderían confundiéndose en el gran panorama nacional...
Ruskin, el venerable evangelista
de la "Religión de la Belleza", declararía los Meisho
japoneses, catecismos de su credo y ex-votos de su catedral, de tal
manera esos libros de arte demótico exaltan todo lo que es bello
y hacen amable a la patria cuyos encantos pregonan, descubriendo hasta
en la flor campesina que se abre en escondido paraje rústico, hasta
en la fosforescencia de las luciérnagas escintilando en las noches
estivales de tal remota aldea, un motivo para amar al país natal
y para sentir la felicidad de vivir enmedio de tantas cosas admirables!